La fotografía hecha con un negativo vencido, desgastada por los años y la tecnología limitada, se convierte en un lienzo de posibilidades, unos de los últimos paseos con mi papá. Con la ayuda de la inteligencia artificial, emprendo un viaje creativo hacia un kiosko en el paseo Bulnes de Santiago de Chile. Cada variación que se produce es como un trazo de pincel digital que da nueva vida a la escena. Las luces y sombras se reconfiguran, los colores toman formas inesperadas, y el kiosko se convierte en un símbolo de transformación de otros lugares posibles y paseos.